El Procurador debe haber obtenido una licenciatura en Derecho o su equivalente según la normativa vigente. Además, es obligatorio superar el Máster de Acceso a la Procura y aprobar el examen estatal de acceso a la profesión, que evalúa tanto el conocimiento jurídico como la habilidad práctica.

Posteriormente, es necesario estar colegiado en el Colegio de Procuradores, lo cual implica el pago de las correspondientes cuotas colegiales y cumplir con las normativas deontológicos y de formación continúan establecidas por el colegio profesional. Finalmente, se necesita contar con un despacho profesional y registrar una póliza de responsabilidad civil que cubra posibles negligencias en el ejercicio de la profesión.